En su momento ya escribimos algo sobre la Ventana de Overton, un marco interpretativo de la realidad (política) que nos ha vuelto a saltar de forma muy clara durante esta última semana. La famosa reforma del código penal para rebajar o atemperar el manido delito de sedición. Garrote vil y ¡vivan las cadenas!, que vitoreaban en tiempos de Fernando VII. Así nos va, como dice un buen amigo, España como Estado fallido.
Votar no es democrático. Los referéndums los carga el diablo. Golpe de estado, «a por ellos», 155. Todo soluciones muy democráticas. Y ojo, que la reforma viene a considerar el tema de desórdenes graves hacia un montón de protestas que nada tienen que ver con la unidad de la sacrosanta…
Nos están feudalizando. El PSOE sonríe. Las dianas hacia el independentismo están marcadas hace tiempo. Lo de la sedición es un capítulo más de esta aburrida posmodernidad, una cárcel de pueblos con el gobierno más progresista de la historia.
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