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Aragonando

Blog aragonés de pensamiento anticolonial

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Kāterina Mataira

Hace unos días escribíamos sobre el pueblo maorí, y ya que estamos en la harina morada del 8M vamos a contar algunas cosas de Te Heikōkō Mataira. Una activista que he descubierto repasando la deliciosa obra ilustrada Mujeres radicales del mundo. Vamos a ello.

Que la lengua maorí se conserve es una tarea colectiva, en la que Kāterina cumplió un papel fundamental. Era madre y profesora, buena conocedora de la importancia de la educación como salvaguarda de la lengua y cultura maoríes. En los años setenta, sólo el 5% de la población maorí hablaba su lengua materna, entonces Kāterina tenía sobre cincuenta años y gracias a su plan para crear una red de profesorado, se pudo llevar a cabo un modelo escolar de inmersión de carácter nacional. Es el denominado movimiento Kura Kaupapa. En censos recientes, el 21% de la población nativa habla su lengua autóctona. Kāterina también escribió libros infantiles y es la única persona que ha creado novelas en maorí.

Luchas silenciosas e importantes, para comunidades que han sufrido tanto como la maorí. Ella es un ejemplo y un icono.

Información extraída de Schatz, Kate; Stahl, Miriam Klein (2018): Mujeres radicales del mundo. Madrid, Capitán Swing, pp. 18-19.

Simone Weil

Mientras haya sobre la superficie del globo lucha por el poder y mientras el factor decisivo de la victoria sea la producción industrial, los obreros serán explotados.

Simone Weil (1957): Opresión y libertad. Buenos Aires, p. 55.

 

Ella vivió y escribió sobre las miserias de la clase trabajadora. En primera persona. Sin tapujos. lo que da valor y empodera toda su producción teórica. Llevaba meses con este artículo atascado, la crisis sanitaria-social desatada por el Covid-19 aparece justo para darle el valor que merece a esta mujer. Simone Weil.

De pensamiento crítico y demoledor, consideraba la opresión de una forma distinta a la versión marxista. No era la propiedad de los medios de producción la causa única de las injusticias sociales, sino la forma que adopta el trabajo en la gran industria. Para Weil, la Revolución Rusa no cambió estos fundamentos de la producción industrial, ya que divinizó a la gran industria, con una creencia ilimitada en el progreso y la ciencia. Simone contrapone cooperación con el hecho de manufacturar en bruto. Casi, de forma invisible, asoma la patita la lógica anticapitalista del decrecimiento. Y esto, en el mundo de entreguerras, hace un siglo.

Ataca la burocratización del movimiento sindical, aludiendo a esa perversa división entre obreros y especialistas. Y por supuesto a la mecanización del trabajo, con los cronómetros, las primas por producir, la competencia. El veneno del taylorismo. En resumen, la insolidaridad en los puestos de trabajo, la destrucción de la conciencia obrera.

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Simone Weil / Fuente: El Viejo Topo 

Simone nació en París en 1909. De familia judía no ortodoxa, estudia filosofía y humanidades en esta ciudad mientras prepara su acceso a la Escuela Normal. En 1931 inicia su trabajo docente en un liceo de Le Puy -cerca de Lyon-, su implicación en manifestaciones a favor de los desempleados le traerán problemas. A partir de 1934 empieza a trabajar como operaria en una fábrica de material eléctrico, aunque lo deja a los pocos meses por problemas de salud, inicia un provechoso Diario de fábrica, en el que plasma las miserias de las condiciones laborales. Va alternando diversos trabajos en fábricas, donde comparte su tiempo libre con los obreros. De esta forma va asimilando todas las miserias, sin sentimentalismos, interiorizando una condición laboral y humana de esclavitud. Fue brigadista internacional en la Guerra Civil española, alistada en la Columna Durruti, participando en el frente de Aragón.

Con la ocupación nazi, los Weil huyen a Marsella, allí Simone entra en contacto con un grupo de mujeres y hombres que plantean vincular las reformas político-sociales a las doctrinas cristianas. Complementa estas relaciones, estudiando filosofía griega e hindú. Su familia toma la decisión de huir a Norteamérica en 1942, concretamente a Nueva York. Se une al Movimiento Francia Libre, volviendo a cruzar el Atlántico, a Londres, pero se encontraba muy mermada de salud, falleciendo de tuberculosis en 1943, con 34 años. Entre su producción escrita, destacamos Reflexiones sobre las causas de la libertad y la opresión social; o La condición obrera. La editorial Trotta ha publicado una parte importante de sus escritos.

Un legado alejado de trincheras, Simone fue una visionaria al incidir en que la labor revolucionaria ha de ser emanciparnos de las fuerzas productivas, ya que el progreso tecnológico no es ilimitado. Fue oscurecida por no seguir la ortodoxia marxista, en un mundo de blancos y negros. Pero sus textos y memorias no dejan lugar a dudas. Su acercamiento a lo religioso también ayudó en esta sepultura intelectual, igual que su condición de mujer.

Para elaborar el post, he consultado: Ricardo Rodríguez (1994): «Una rebelde con causa: Simone Weil critica la fábrica», en Revista Colombiana de Psicología, número 3, pp. 49-58.

¿Rompiendo moldes?

De 264 referencias etiquetadas a personas en este blog, sólo 30 son a mujeres. Un 11% en total.

Este terrible dato me sitúa perfectamente en mi pasado personal y creativo. Pensar lo anticolonial, opinar sobre la actualidad, pero olvidando la perspectiva de género. Como los cambios se inician desde uno mismo, vamos poco a poco lanzando una mirada violeta desde este blog.

feminismo
Fuente: Teletrece

Como previa del Día de la Mujer Trabajadora, en el centro de educación donde trabajaba se organizó un acto bajo el título «Rompiendo moldes», nos juntaron a cinco personas vinculadas a la comunidad (alumnas de distintas edades, profesorado). Y gracias a la invitación pude expresar en voz alta lo que siento/pienso sobre el tema.

En mi breve intervención de tres minutos, incidí en tres verbos para responder a la pregunta clave ¿cómo rompemos moldes?

  • Ser/estar feminista: deconstruir todos los tics heteropatriarcales, cambiando hacia una nueva masculinidad (cuidados, empatía, asertividad…). Estamos en ello.
  • Educar: en lo profesional toca trabajar por la igualdad, un compromiso que viene del primer verbo pero que adquiere dimensiones gigantescas en mi especialidad (Ciencias Sociales). Vídeos, debates, desmontar tópicos y medias verdades, trabajar la invisibilización de la mujer…, en lo educativo, todo un proyecto de vida.
  • Denunciar: por coherencia, la clave colectiva. El capitalismo heteropatriarcal  basa su dominio en  las identidades exclusivas -machistas, racistas, clasistas, lgtbifóbicas-. Ahí tenemos el bus de Hazte Oir para recordarlo.

 

 

 

 

 

El tsunami feminista del 8M

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Toca volver a escribir y está claro que el tema va a ser el feminismo y la centralidad que ha venido ocupando en este mes de marzo. De una manera rotunda y con una capacidad de análisis bestial, el movimiento feminista ha conseguido una visibilización histórica, acompasando de manera lenta y estructurada todo su discurso de desigualdad (brecha salarial, cuidados, patriarcado cultural, salud sexo-afectiva, migración y asesinatos de género). Este es el éxito de la movilización del pasado 8 de marzo. La globalidad de una narrativa que viene a cuestionar de forma directa las desigualdades, de género y de clase, en las sociedades capitalistas.

En lo sindical, era una huelga, con todo lo que eso conlleva. Hace ya  unos años, que las huelgas generales suelen tener cifras de participación muy irregulares. El termómetro de medida en estas jornadas se suele situar en la clásica manifestación de la tarde-noche. Y aquí las cifras del 8M han sido apabullantes. Desde las movilizaciones estatales contra la guerra de Iraq, o las nacionales contra el trasvase del PP, no teníamos cifras de tanta magnitud. La lectura lenta de UGT y CCOO demuestra que no han sabido estar a la altura, sus ejecutivas han tratado de nadar a dos aguas y su imagen continúa deteriorándose.

Luego tenemos a los que se hacen la foto a última hora, deprisa y corriendo. La derecha rampante y nerviosa, ya que la transversalidad les ha aguijoneado pero bien. Azcón and company en Zaragoza. De ellos depende que se empiece a acabar la brecha salarial (pero Rajoy se pone el lacito y ya veremos). No esperen nada de esta gente.

Así estan las cosas, con un nuevo feminismo, una nueva oleada de activistas que construyen de otra forma, con una metodología que los espacios masculinizados de izquierdas harían bien en poner en práctica. Recomiendo la lectura de todo esto a través de una activista aragonesa.

Hombres, mujeres y medio rural (II)

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Fuente: @arainfonoticias

En agosto del año pasado iniciamos una reflexión elucubrando sobre la mujer en el medio rural. He tardado bastante en volver a escribir sobre el tema. Mi visión de género (masculino) entorpece el que pueda ofrecer un relato más o menos interesante sobre el asunto. Animado por mi pareja, creo oportuno recuperar alguna idea sobre estas relaciones hombres-mujeres en los pueblos, en el ámbito rural.

Y dicho esto, paso de adscribirme a ninguna teoría igual que a citar autores. No se trata de generar bibliografía ni nada por el estilo: la tozudez heteropatriarcal viste como viste y deja como natural todo aquello que viene impuesto.

¿Qué es ser una revolvedora? ¿alguien que revuelve no? Eso le dijeron una vez a mi compañera, en un bar de pueblo, un adjetivo usado por el típico hombre rural, estupefacto ante una mujer con criterio propio, que respondía y argumentaba, y no se quedaba callada ante la provocación de turno. Hace poco, leía una anécdota parecida en Twitter: una mujer discutiendo de política con dos hombres en un ambiente urbano, y la conversación se fue acalorando, sin que llegaran a ningún punto común, en estas, que uno de los varones le suelta «¡qué guapa te pones cuando te enfadas!». Esta cosificación tiene sus efectos, ya que autogenera ese supuesto estatus de superioridad, para decirle a la revolvedora de turno algo muy claro: «mi sociedad, heteropatriarcal, te ha asignado un rol del que no debes salir ni incomodarme».

En el medio rural todo esto se agiganta, por eso el hombre invade todo y nos muestra una radiografía muy conservadora de nuestros pueblos. El hombre hará lo que quiera y ella, tratará de buscarse sus pequeñas válvulas de escape. Y algunas de estas se muestran como una emigración forzada y forzosa, con el desarraigo que esto conlleva (lean a @LauraCoGi en Lo exilio rural: dellá d’a ruralidat trending).

Asesinan a mujeres. Matan y ahogan a nuestros pueblos. Y se sigue reproduciendo la misma mierda de siempre: el modelo de parejas con hijos, que tendrán todas las facilidades del mundo para vivir en el medio rural. Pero somos personas libres y si queremos otro modelo socioterritorial habrá que empezar por cuestionar hasta lo más simple, ya que a veces, cedemos en silencio, cerrando las puertas y no volviendo nunca más.

Seguiremos. Y disculpen la reflexión.

 

Hombres, mujeres y medio rural

Las grandes teorías no pueden explicar la realidad en todas sus escalas y variantes. Ojalá todo fuera tan sencillo. Actualmente vivo en un pueblo de dos mil habitantes, en la Celtiberia aragonesa (es decir, la Comunidad de Calatayub) y allí la vida diaria de las mujeres ha cambiado poco. Diremos que llegó la “democracia”, la relajación de costumbres, un poquito de igualdad… pero los hábitos siguen marcando un mundo aterradoramente patriarcal.

Hombre y mujer siguen viviendo en grupos separados a la hora de realizar sus actos sociales. Nos referimos a personas, con una edad más avanzada, las generaciones anteriores al Baby Boom. Ellas, toman café por las mañanas, en sus grupillos, la comida preparada, y los domingos y otras fiestas de guardar… a misa. El hombre va por libre, juez y parte, sigue considerando a la mujer como objeto o simplemente denostando que invada su espacio. Si ellos salen en cuadrilla por la tarde noche a tomar unos vinos, y ven a una mujer solitaria en el bar, despreocupada, haciendo lo mismo, “es una puta borracha”. Es evidente, para que ellos puedan enzorrarse, ellas tienen que quedarse en casa preparando la cena. Así de simple es la complicidad fálica.

thefutureisfemale
Fuente @Colombine_9

A Clau Roya: insurgente y feminista

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