Esta semana me llegó por varios sitios una noticia positiva para la lengua aragonesa, la firma de ocho convenios de colaboración con entidades sociales, sindicales y empresariales para promocionar las lenguas propias de Aragón.
Pasados los días y según valoraba esta iniciativa, de la DGA (vía Dirección General de Política Lingüística), entré en una profunda frustración, por los olvidos y la poca sensibilidad que se tiene hacia supuestos aliados estratégicos. Soy muy subjetivo cuando escribo este post -como con todos-, la objetividad no existe, ni siquiera en las ciencias. Llevo diez años afiliado a un sindicato (SOA) que desde su fundación ha hecho uso y ha promocionado nuestras lenguas propias, con una implicación de compromiso y país. En 2009 fue el promotor de la coordinadora Aragón Trilingüe, una iniciativa decisiva para que se aprobara la Ley de Lenguas. Hemos realizado talleres de aragonés, nos hemos ofrecido para seguir apoyando las ideas de la DGPL, como en «Agora x l’aragonés» -aunque no nos hicieran caso: «no era el momento»-. Y todo sin pedir nada a cambio, por defender lo legítimo.

Me dirán que lo importante es la representatividad, llegar a mucha gente y que estos convenios sirven para eso. Se trata de regalarle el aprobado a un alumno que no ha entregado ninguna tarea en todo el curso, que jamás estudia y que encima, inocentes de nosotras, aún pensamos que esto irá en provecho de un indeterminado beneficio social.
CHA, responsable de la DGPL, hace muchos años que no piensa en clave de movimiento, y eso significa gestos y actitudes. Las buenas palabras nos embelesan a todas. Espero no dudar de que UGT o CCOO, OSTA o STEA, comiencen a trabajar de verdad por el reconocimiento de los derechos culturales de todas las aragonesas. Unas más que otras. El tiempo juzgará. Pero excluir no creo que sea un camino acertado. Sobre todo, cuando el españolismo, ha adoptado la vía del victimismo hacia su lengua supremacista.