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Blog aragonés de pensamiento anticolonial

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Alta tensión: la matraca final

El Gobierno de Aragón, abre el melón vacío de agosto, concediendo autorización administrativa al proyecto para repotenciar las líneas de alta tensión Foradada del Toscar-Escalona y Escalona-Escalona. La crisis del COVID-19 ha provocado que desde el Pignatelli se desempolven viejos fantasmas, que dormían el sueño de los justos, u otros en una huida hacia delante, ecocida e irresponsable con el futuro de todas (Castanesa, parques eólicos en el Matarranya, Mularroya).

La Unión Europea lleva tiempo trabajando la matraca de las autopistas eléctricas, justo en un momento en el que estas gigantescas infraestructuras sólo sirven para agravar el calentamiento global y la crisis económica neoliberal. En este caso la matraca es extender las líneas de Muy Alta Tensión.

Hace tres años de esta información.

En este caso volvemos con la machacona matraca de extender la red de líneas de Muy Alta Tensión -conocidas como MAT-, las cuales son el ejemplo perfecto de los intereses oscuros del oligopolio energético. Esto se traduce en crear un mercado único de energía que les permita especular en bolsa con los kilovatios.

En Aragón nos toca el premio gordo con estas líneas: la MAT Samianigo-Marsillon multiplicaría por 11 la capacidad de la línea entre Biescas y Pragneres, prolongándose hasta Magallón por Ejea. Hay otra MAT proyectada entre Peñalba e Isona, y se plantean repotenciar las 4 líneas transversales entre Samianigo y La Pobla de Segur. El Pirineo emparrillado, ni biodiversidad ni turismo ni reserva cultural. Pamplinas. No se podía saber. De repente, y ante el tsunami descendente de ingresos/beneficios que va a generar la pandemia del COVID-19, Lambán prepara el terreno con nocturnidad y alevosía. Territorio colonial, país vacío y vencido. Es lo que quieren y no descansan para ello.

Ya se paró en su día la Aragón-Cazaril y la Graus-Sallente. Se sigue luchando para frenar el despropósito de la autopista eléctrica Peñalba-Isona, de la que poco a poco van saliendo pequeñas inversiones que nos preparan para un futuro que ya está aquí. Muy terrible todo lo que escribamos sobre estos temas…

Hipólito y el qué dirán. Aragonesismo de confinamiento.

Artículo publicado en ARAINFO y LAGOR.

Hipólito Gómez de las Roces nunca se ha cansado de escribir sobre la necesaria unidad electoral del aragonesismo, entre CHA y PAR -cuando ambos tenían sobre un 20-25% de votos-, eso sí, con sus líneas rojas sobre el tema: sano regionalismo, la opción territorial es una ideología neutra, de centro. Su blablablá. También apuntó, que de lo contrario, ambos partidos pasarían a ser cadáveres sucursalistas del centralismo. Esto va de los años 2007, 2008… Y esa profecía al final se terminó cumpliendo una década después. En la doble tanda de las generales del año pasado, el PAR renunció a participar de la «fiesta de la democracia», mientras CHA cooptaba con el entramado errejonista de Más País.

¿Qué opinará Hipólito, de Teruel Existe? Creo que no lo verá con malos ojos, a pesar de que su partido militante ha sido uno de los principales culpables de la situación de Teruel y comarcas del sur. También hay analistas optimistas, como Edu García, que interpretan una base progresista tanto en su electorado como en sus propuestas, apelando al sentido común -gramsciano- de la gente. ¿Es esto lo que buscábamos, no? Seguimos hablando de representantes en Madrid. El ir y venir de las organizaciones aragonesistas a lo largo de su historia puede tener un referente en lo que haga Teruel Existe; quizá el romper su virginidad política pueda ser beneficioso para construir el nuevo relato, que está muy alejado de los pensamientos de Hipólito.

¿Bandera de la España vaciada ¿del Aragón despoblado? ¿desmantelado? ¿colonizado? Dependerá más de lo que dure la legislatura, un asunto algo pragmático, pero que abre una ventana de oportunidad a esta agrupación electoral siempre y cuando se cumplan algunas de las promesas pactadas o reivindicadas. El resto, es territorio conocido. Ser la voz de «X», ampliar sus posibilidades, el eje inclusión-exclusión o el doble regionalismo que postula (hacia Aragón y desde Teruel).

La idea de tener un representante en Madrid no es nueva. Aunque hay formas y formas, los casi 20.000 votos a Teruel Existe la convertían en la fuerza más votada en este territorio; en el 2000, Labordeta necesitó unos 65.000 votos (12,8%) para obtener su escaño por Zaragoza. El agarrarse al poder para que Aragón tenga un representante de sus intereses. El año 2008 fue el primero en que no hubo ningún parlamentario de un partido aragonés (de obediencia propia), desde 1977. Aquello era un aviso, y una década después se ha confirmado: el aragonesismo electoral está casi finiquitado con las formaciones políticas de siempre. Y tampoco nos hemos rasgado las vestiduras por ello.

El imaginario de estas formaciones gira alrededor de los temas de siempre. Repasemos y recordemos un poco. El Estatuto de Autonomía, un instrumento que da igual las competencias que tenga, si se recentraliza cada dos por tres. ¿Está obsoleta la reforma de 2007? Lo más importante estriba en que ha de cumplirse. ¿En cuántas ruedas de prensa Lambán no menciona la financiación? ¿Y el agua? El relato del pacto de los embalses, desarrollismo contra sostenibilidad, con la cabezonería en recrecer Yesa, entubar el Jalón para Mularroya o malvender la economía y el territorio en Biscarrués -mientras escribo esto, la justicia «tumba» este proyecto-. Un relato bien alimentado por el lobby agroalimentario de siempre, y que hace de palanca paradójica, cuando tenemos nuevas fuerzas en las cortes aragonesas que están a favor del trasvase del Ebro (Vox y Ciudadanos). Otro tema son las fronteras, somos país de acogida y de línea divisoria con el Estado francés, pero siempre estamos dando vueltas a lo mismo (el Canfranc, los gobiernos centrales y sus ninguneos) y encima con un anticatalanismo que lo estropea todo, ¿os acordáis de la Eurorregión? Y por supuesto, las infraestructuras internas, sin conexión de cercanías, con unos trenes «regionales» dignos de una mala película sobre el imperialismo británico, con la mentira del AVE y muchas carreteras estatales sin desdoblar. El paro y la precariedad no sólo forman parte del imaginario actual, siempre han estado ahí, con una Unión Europea austericida, que condiciona el autogobierno y sin un Marco Aragonés de Relaciones Laborales que nos permita decidir lo que queremos hacer en cuestiones de convenios y sectores productivos. En este breve repaso, queda el pactismo, esas sagradas coaliciones que cada vez se parecen más a extrañas nebulosas, transversales, en las que el PSOE se mueve de lujo. La foto del último gobierno autonómico lo dice todo. «Paremos a la ultraderecha», y se acabó el relato.

Con este panorama político, no nos puede extrañar que entre un 60-70% de los aragoneses se sientan tan españoles como aragoneses. Esta identidad dual, neutra, carece de conflictividad a nivel territorial. Ha ido fluctuando con el tiempo, pero parece reforzarse en los últimos años. Si vivimos en un Estado como el español, en una sociedad capitalista y consumista que no nos trata como seres autónomos a nivel colectivo, estamos siendo colonizados y esto es duro, jodido de admitir, en el Primer Mundo. Pero es así. Es lo que el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel, llama la zona del ser y la zona del no ser, que se aplica para los denominados estudios decoloniales, centrados en criticar la colonialidad del poder y del saber anglosajón sobre Latinoamérica, África o cualquier espacio racializado. El ser te define y redefine, te clasifica y te sitúa en la línea de lo normal (España, Régimen del 78, descentralización autonómica, pactismo socio-económico), a partir de ahí jerarquiza la zona del no ser, en la que sitúa a las identidades aragonesas, no hay dualidad posible en este marco, ya que el ser significa aceptar el imaginario aragonesista de siempre, y el no ser te catapulta a la difamación pública y constante. Heraldo de Aragón ejerce perfectamente de juez y parte respecto a esta cuestión. Desgraciadamente, casi todo el aragonesismo ha jugado en el terreno del ser, sólo así se entienden las declaraciones -algo frecuentes- que realizaba José Antonio Labordeta respecto a la independencia de Aragón: «los aragoneses éramos un poco brutos, pero no tontos. Espero que ahora no nos estemos volviendo tontos» (El Periódico de Aragón, 7 de agosto de 2005). Pero esto no va de ser independentista o no, más bien de comprender que el Ser en España lleva un camino que no nos permite Ser (existir) como pueblo autónomo. Es una estrategia fallida, un imposible para el imaginario aragonesista.

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Casco antiguo de Calatayub, el ejemplo perfecto del Ser colonial normativo

Ellos tienen su verdad absoluta (el ser) y a partir de esta idea clasifican todo lo demás en términos de inferioridad y subordinación (el no-ser), lean este artículo sobre la irrupción de Teruel Existe en el Congreso. El ser (español) en su quintaesencia. Y es sólo una pequeña muestra. Ellos, el nacionalismo español, dominan la idea de civilización (supuesta, claro), con lo que esa identidad dual es una trampa, un aviso para navegantes sobre las líneas rojas que nunca hay que atravesar. Incluso para los situados en la zona del no-ser, como Puyalón de Cuchas, este marco de construcción de relato se hace duro, y ante una situación de crisis o desmovilización, se opta por un pragmatismo pedagógico que dadas las capacidades, también produce frustración. Tampoco se trata de tirar del manual antiespañolista. Se trata de construir otro imaginario, que no va de tener representantes en Madrid ni de dar vueltas a los temas de siempre.

«El qué dirán» era la frase más repetida por las feministas que lucharon a caballo del XIX y XX, ni María Domínguez ni Teresa Claramunt, tuvieron miedo en subir al estrado para decir las verdades que defendían, rompieron la zona de confort para denunciar la discriminación patriarcal sobre las mujeres. Ni Hipólito ni el PAR ni la CHA buscan construir otro imaginario. Excusas no faltarán nunca. Y autocomplacencia tampoco.

Aragón ha fallecido de éxito. Ese es el relato que nos transmiten, el del Ser. Aragón en España. Y se acabó. La Ronda de Boltaña ya cantaba allá por el 2001, en su Manifiesto de Invierno, la apelación a «¡Siete llaves al sepulcro de Costa!». En clave identitaria nos ha matado el que dirán…, las consecuencias las tenemos en esa falta de todo para ser una colectividad consciente. Podemos quemar nuestras naves y huir de las posiciones de siempre, ¿es esa nuestra tarea? Creo que no. Lo inteligente sería reconstruir desde un nuevo marco, entendiendo que no es el que hemos sustentado hasta ahora. Por miedo y comodidad, la conciencia nacional aragonesa ha dejado de latir a las velocidades del pasado.

Fijáos en esta opinión de hace casi un siglo: «he pasado por todos los movimientos aragonesistas, pero afirmo que el movimiento para triunfar, tiene que salir de los pueblos y no de las capitales» («Los precursores del aragonesismo (1978)»en Eloy Fernández Clemente (2014), Ante Cataluña), esta afirmación es de Gaspar Torrente, una figura histórica del soberanismo aragonés en clave de clase y por compromiso internacionalista. Ha pasado mucho tiempo de esa frase, el tiempo largo en historia, pero parece que vuelve con intensidad, como un guiño para este nuevo relato del que obviamente, sólo apunto reflexiones. Esto es una tarea de todas.

¿Ha de centrarse el movimiento soberanista en lo rural? ¿o llegamos tarde en esta estrategia? ¿desde dónde construimos el nuevo relato? El Ser que nos han impuesto ya vemos para qué sirve, una estrategia de dominación, en lo simbólico y en lo material, que mientras no rompamos a todos los niveles, seguirá imponiéndose sobre nuestras vidas. Defender las soberanías, que son variadas y se comunican unas con otras, apelar a la autogestión ya que no nos van a regalar nada, fracturar su relato, en el que yace secuestrado el aragonesismo clásico, de sillón y consejería. ¿Dónde se habla de la clase trabajadora? Claro, luego nos pasará como a los italianos…

Es duro aceptar que sólo con nuestra actitud se puede romper este relato. La militancia es uno de los saberes críticos que debemos aprender y reaprender. Y el reconocer a otras, como agentes afines, en igualdad de condiciones, aunque hayamos estado mucho tiempo obviando su trabajo. Y en tantas cosas, que nos debilitan por egos e historias del pasado. Estamos a tiempo de rehacer todo.

Tunelando y destrozando el país

Ayer fue el Día de la Tierra, y hoy es Sant Chorche, Día nacional de Aragón. Tierra, paisaje, identidad, pueblo. Por eso en un día tan especial, desde este blog mostramos nuestro firme apoyo a las compañeras de Jalón Vivo, que han iniciado una campaña de denuncia contra la tuneladora del Jalón, casi catorce kilómetros de injusticia medioambiental, para beneficiar a unos pocos.

El destrozo patrimonial del entorno de Mularroya ya lo visitamos en su momento. La obra ha continuado, faráonica se ve desde la autovía a Madrid. Harán un trasvase y joderán un paisaje único, las hoces del Jalón. La rentabilidad de este proyecto ya la veremos, pero una vez más, aparece el desarollismo incompetente de la DGA, la CHE y los oligopolios de siempre. en un momento de emergencia social, dilapidan el dinero de todas. Y la Tierra llora, también en su emergencia, ya que la huella hídrica es una de esas pesadas losas que nos aplastará para siempre.

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Foto de @coagret

 

Aragonesizar en tiempos difíciles

En el centro de educación de adultos donde estuve trabajando, me encontré un libro muy curioso y del que no conocía su existencia. Se titula Soy aragonés, y fue publicado por la mítica Guara Editorial allá por 1979, se trata de una obra colectiva muy del gusto de la época. Está dirigido a niñas y niños, proyectando una idea de aragonesizar a las futuras generaciones, en un momento complejo e ilusionante, el de la preautonomía.

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El texto ya era desgarrador, con esa descripción del Aragón vacío, de emigración y éxodo rural, despoblación, país de nulas inversiones, muy costiano todo, y en la línea del relato aragonesista de la época. Por allí aparecen las centrales nucleares, las bases militares, el caciquismo…

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40 años de ese libro. Hoy parecería imposible plantear un texto con unos contenidos tan directos, hablarían de «adoctrinamiento» y el blablabla convencionalista de siempre. Pero ni la Constitución del 78 ni el Estatuto de Autonomía han logrado revertir el panorama de este libro. Y aquí debajo os dejo unos versos de Emilio Gastón, que aparecen en las últimas páginas… ¡Vivimos en bucle!

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In memoriam. Chesús Bernal falleció el pasado 22 de marzo a los 59 años de edad. A pesar de las diferencias, este artículo pretende ser un homenaje a personas como el, a ese aragonesismo que se empezó a labrar durante los años de este viejo libro, la base sobre la que nos hemos apoyado muchas otras.

Pollos intensivos, Valtorres y soberanía

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Esta semana vamos a aprovechar el tirón del debate sobre las granjas y el sector porcino para comentar un caso particular. Llevaba semanas pensando en escribir sobre Valtorres, un pequeño municipio en la Comunidat de Calatayub, con 64 personas censadas y un término municipal muy pequeño (3,35 km2).

El anuncio de la instalación de una macrogranja industrial de pollos en la zona ha hecho saltar las alarmas en este tranquilo lugar de la Celtiberia. A escasos 600 metros del pueblo, se construiría una instalación para 72.000 pollos, con todas las afecciones que eso conlleva: fuertes olores, estiércol, riesgos para los cultivos tradicionales (cerezo, melocotón).

Más de 200 alegaciones se han presentado al INAGA, entre particulares y el propio ayuntamiento, todo ello en fase de estudio. Como siempre, la importancia de respetar la soberanía de los que viven en el pueblo afectado, un sitio que ha apostado por otro tipo de vertebración económica (Camino del Cid, turismo rural, arte rural). Aquí no hay que desmantelar nada, simplemente escuchar a la gente que vive en el territorio.

Y ya no entramos en cuestiones de bienestar animal, ética y consumo. Eso lo dejamos para otro artículo.

Chodes y Villanueva: agitando conciencias

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Camposanto de Villanueva de Xalón

Ayer volví a pisar la Celtiberia, aprovechando un acto de denuncia patrimonial de Puyalón. Hace un año y pico estuvimos constatando los destrozos patrimoniales y ambientales en Mularroya. Ahora tocaba insistir en una solución razonada para el destrozo de los arcos de la Plaza Mayor de Chodes; un espacio pintoresco que si estuviera ubicado en cualquier otro país europeo, seguramente estaría bien protegido de esos camiones que abusan de un galibo no permitido. La DGA propone una variante, pero los vecinos no quieren afecciones sobre la huerta del pueblo. Todo pasa por microgestiones.

También nos acercamos al pueblo abandonado de Villanueva de Xalón, despoblado en el año 1968. Una pena, por el paisaje y el abandono en el que se encuentra ahora. De hecho conserva una torre alminar mudéjar, que se va cayendo poco a poco, y unas yeserías del mismo estilo, casi únicas en la península, una joya, que se va agrietando, con humedades, expolio y ataques de personas que se dedican a jugar al paintball por este paraje. Menos mal que es Patrimonio de la Humanidad.

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Yeserías mudéjares en un estado lamentable

Desde la DGA se ha decidido apostar por una identidad turística relacionada con el Pirineo, el modelo de éxito, olvidando que la Celtiberia también es Aragón. Pero tiene menos número de visitas y un aparente retroceso demográfico que la hace menos valiosa para Soro y compañía. En Aragón nos quejamos del poco peso que tenemos en el Estado; pues a nivel interno sucede lo mismo. Y eso que con pequeñas actuaciones, pueblos como Villanueva podrían ser rescatados del olvido.

¿Quién custodia el territorio? ¿quién debe vertebrarlo? ¿para qué pagamos impuestos? ¿quién decide sobre estas cosas? Soberanía ya.

Más info en Puyalón reclama una alternativa al paso de camiones por la plaza de Chodes.

 

 

 

Calvos contra el ecocidio aragonés

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Folleto de Ecologistas en Acción – Otus, 2001

La foto es lo importante. Estaba revisando materiales viejos, y apareció sepultada entre revistas e historias de todo tipo. Nos cuenta una protesta contra la ampliación de las pistas de esquí de Gúdar y Javalambre, allá por los inicios del siglo XXI. Unos activistas con una pancarta en la que aparece la frase «No nos deis más pistas, estamos hasta el…», y tres culos mostrando su desnudez, un provocador «calvo» contra el ecocidio. La ampliación quedó paralizada en 2005. Alguna batalla se gana.

Este pasado fin de semana se cumplieron tres décadas de la lucha contra el pantano de Biscarrués. Hay amenazas que todavía siguen latentes en el territorio. Treinta años es mucho tiempo. A pesar de las alternativas, las mediaciones o los lloros de algunos por seguir con su modelo caduco. Aragón sigue expuesto colonialmente a estos atropellos. Y a los chantajes: ahora con el pantano de Almudébar.

Pero hay más. La Mina de Borobia tendrá una superficie más reducida, vía judicial, a pesar de que el río Manubles ha empezado a mostrar una turbidez extraña. En Artieda llueve sobre mojado con estos temas, ni la sismicidad parece parar a los pantaneros. En el Bergantes llevan menos tiempo con la lucha, pero esa amenaza sobre un paisaje (y sus gentes) sigue su curso. En Mularroya construyen una presa para entubar agua y de paso destruyen patrimonio. Todo muy normal.

Atrás quedaron Gran Scala, las líneas de alta tensión u otras chaladuras que afectan a los de siempre. Incluso Zaragoza sufre estos desmanes: ese azud de Belloch. Y la lista se hace interminable, con proyectos de fracking, especulaciones urbanísticas en el Pirineo o en el Moncayo, la cueva de Chaves, las reversiones que no llegan tras décadas de afecciones y servidumbres.

Hace unos años quise desarrollar el concepto de eco-aragonesismo, lo usaba por este blog. La idea no cuajó aunque la gente entiende perfectamente de lo que hablamos. Aragón pivota sobre una triple colonización: la capitalista (ubicadas en la atroz Europa occidental, lucha de clases, neoliberalismo), la política (seguimos sometidas desde 1707) y la ambiental (de consecuencias terribles).

De calvo en calvo, hasta la victoria final.

Fillo mío, no esbarres…

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(Dedicado a Guillén González, que sí me representa)

De repente suceden un montón de cosas y casi todas interesantes (empezando por el impacto del último post y este microdebate en Facebook). Y ya, con esa salida de tono de Podemos, que deja de ser autonomista para convertirse en soberanista (gracias a la magia de su último documento político, «Lurte»). De Podemos escribiré en otro momento. Ahora me interesa exponer cómo el cuñadismo se arroja sobre la pobre tierra noble para decirle muy clarito: «Aragón es España».

Ser independentista en Aragón nunca ha sido fácil. Ahora funciona más como etiqueta, como una idea barata que soltar en Twitter. Pero detrás de esa idea, hay mucho trabajo, hay coherencia con una cultura política que viene desde los tiempos de la Joven Guardia Roja, y que responde a defender el derecho a decidir de todos los pueblos del mundo, autoorganizados, con conciencia nacional y con anhelos de transformación social. Todos podemos jugar para no quedarnos fuera del debate: soberanismo, aragonesismo, confederalismo, poder popular. Y por eso, las estrategias son lo que son, adaptables a los contextos y a las personas. Aragón no es Euskal Herria ni Catalunya. Aquí hay que formar a la gente y por eso, a veces, suceden estos debates tácticos. Pero el final ha de ser el mismo: la autodeterminación. Seguiremos con la película, que no llego a todo.

Hola, soy Victorino Alonso

«Hola, soy Victorino Alonso, leonés y empresario minero. He hecho mucho dinero, tengo buena posición social y ahora estoy metido en un pequeño lío. Me acusan de destruir una Cueva, la de Chaves, qué cosas. Me gusta la caza e íbamos allí con los amigos a pegar unos tiros, aquello tenía poco valor, unas paredes y cuatro dibujos mal hechos. La culpa es de los aragoneses, de su gobierno, eso me han comentado que argumente en el juicio. Descuidan todo (por Mularroya, Ballerías, Sasabe) y claro, luego a culpar al empresario. Me piden 50 millones de euros. ¡Qué barbaridad! Que si la UNESCO, el patrimonio de la humanidad y cosas de perroflautas. La naturaleza es nuestra y tenemos que explotarla. Ese covacho solo servía para protegernos de la lluvia, y hacernos unas paellicas allí, con el camping gas, y luego los copazos. ¡Menudas tertulias taurinas teníamos! ¡Qué tiempos! No entiendo nada.»

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