Es una provocación medida y meditada la que ha tomado la DGA respecto a su proyecto de futuro en la montaña. La exhuberante puesta en escena de la candidatura zaralímpica nos lleva a un nuevo escenario en el que se vuelve a pervertir el concepto de sostenibilidad y respeto a los ecosistemas pirenaicos. No entraré en cuestiones menores: el medallero ejpañol en Vancouver, la falta de ayudas al deporte de élite aragonés o la sinrazón de una guerra de ciudades (o naciones) ante papá Estado. La Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón abandonó la Mesa de las Montañas ante la acometida sobre la ampliación de Castanesa. En un todo vale, similar al que ya sufrimos en Zaragoza con la Expo, querrán justificar cualquier cuestión en aras de esa nueva megalomanía olímpica, y sigue el asunto de la unión de Astún y Candanchú con Formigal. Todo en uno. Y el que se oponga, un antipatriota masón será.
Quien avisa no es traidor: tengo una corazonada. La cabezonada olímpica aragonesa vuelve y siempre vuelve. Ahora de la mano del megalómano Belloch. Eso sí, sin dar por saco a la capitalissima y colonial Madrid, que aún quiere, desea, ejercer de epicentro mundial en los eventos de verano. Aramón a la carga, quitándose el sueño pornográfico occitano-aragonés (Olimpiadas y triángulos amorosos). Uesca, Zaragoza y Chaca de la mano. Lustre y polvo. Surrealismo buñuelesco. Defenderemos el Pirineo sostenible, la necesidad de salvaguardar el futuro del planeta (¿vía Copenhague?), el no despilfarro de recursos públicos. Pero para el PSOE y sus acólitos, con todo se puede. Hagan juego, que el país sigue necesitando de grandes portadas, por aquello de seguir en primera línea.
Y espero que sea japonesa. Por el bien de todos. Del dinero público, que en tiempos difíciles es mejor redistribuirlo en quien lo necesita y no en jueguecitos. Por el bien de los que no nos sentimos españoles, unos juegos en Madrid ayudarían y mucho a la cohesión españolista. Y como aragonés, porque así se despejan posibilidades de cara a la candidatura Zaragoza-Pirineos 2018 para los juegos de invierno. Esto último es broma, pero tenía que decir algo.
Vía / Diario As, 13.08.08
Marcelino Iglesias, lamentó ayer la actitud de Maribel Moreno y aseguró que ningún miembro de su Ejecutivo “va a apoyar a quien hace trampas y practica fórmulas de dopaje”: “Es una pena que se conozca a una aragonesa por algo así. Por eso no vamos a consentir que se le apoye”.
Trampas. Juegos Olímpicos. Ciclismo. Dopaje. ¿Hacemos paralelismos Marcelino? Espelunziecha, dragado del Ebro, genocidio lingüístico, recrecer Yesa, el Canfranc, empresas públicas como red clientelar del PAR, bla, bla, bla.
En la sociedad del espectáculo y el consumo ¿quién es más tramposo?
El maltrato internacional a la llama olímpica continúa su curso, allá por donde vaya, Londres, Paris o San Francisco, hay amigos solidarios con las causas del sufrido pueblo tibetano: Apagan la antorcha olímpica en París y la meten en un autobús. Otra cosa es la actitud de algunos políticos como Sarkozy, la derecha casposa e hipócrita de toda la vida, alertando con un boicot ficticio cuando él es el primero que oprime los derechos colectivos en su propia casa (de occitanos, vascos, corsos, catalanes, bretones, flamencos u alsacianos). Los intangibles de los Estados y de mucha gente que se autoproclama “internacionalista”, progres de nuevo postín. Pero centremos el tema en el Tibet y pasemos por alto a esos que gritan por la teocracia del Dalái Lama, la teoría de «guatemala» a «guatepeor». La realidad es la que es: estos Juegos Olímpicos venían a cumplir la función de exhibición socioeconómica del Nuevo Amigo Chino. El mayor ejército del mundo, no lo olvidemos. El gobierno chino reprime, censura y quiere evitar a toda costa la politización del evento. Pues también es lógico. Como lógica ha de ser la protesta interna en el Tibet, aprovechando la coyuntura, sean autonomistas, independentistas o simples culturalistas: el mundo debe saber de la sinización abusiva, las trampas burocráticas, o el traslado de poblaciones enteras según las arbitrarias decisiones del político de turno, o la ilegalización de la cultura tibetana. Saber para concienciar, pero no me alineen con los hipócritas oportunistas.