De 264 referencias etiquetadas a personas en este blog, sólo 30 son a mujeres. Un 11% en total.
Este terrible dato me sitúa perfectamente en mi pasado personal y creativo. Pensar lo anticolonial, opinar sobre la actualidad, pero olvidando la perspectiva de género. Como los cambios se inician desde uno mismo, vamos poco a poco lanzando una mirada violeta desde este blog.

Como previa del Día de la Mujer Trabajadora, en el centro de educación donde trabajaba se organizó un acto bajo el título «Rompiendo moldes», nos juntaron a cinco personas vinculadas a la comunidad (alumnas de distintas edades, profesorado). Y gracias a la invitación pude expresar en voz alta lo que siento/pienso sobre el tema.
En mi breve intervención de tres minutos, incidí en tres verbos para responder a la pregunta clave ¿cómo rompemos moldes?
- Ser/estar feminista: deconstruir todos los tics heteropatriarcales, cambiando hacia una nueva masculinidad (cuidados, empatía, asertividad…). Estamos en ello.
- Educar: en lo profesional toca trabajar por la igualdad, un compromiso que viene del primer verbo pero que adquiere dimensiones gigantescas en mi especialidad (Ciencias Sociales). Vídeos, debates, desmontar tópicos y medias verdades, trabajar la invisibilización de la mujer…, en lo educativo, todo un proyecto de vida.
- Denunciar: por coherencia, la clave colectiva. El capitalismo heteropatriarcal basa su dominio en las identidades exclusivas -machistas, racistas, clasistas, lgtbifóbicas-. Ahí tenemos el bus de Hazte Oir para recordarlo.
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