El domingo estuve acompañando, una vez más, a las gentes que llevan décadas protestando contra los grandes embalses. En este caso tocaba el de Biscarrués. Son muchos años de manifestaciones, pero haciendo recuento personal, las realizadas contra proyectos de pantanos se llevan la palma en mi mochila de protestas.
No siempre he estado ahí, las circunstancias mandan en demasiadas ocasiones. Pero en lo personal y colectivo siempre intenté aportar mi granito de arena. Contra el recrecimiento de Yesa, paralizando Santaliestra, el mencionado de Biscarrués -a la cota que sea-. La injusticia de Mularroya. O todos juntos en forma de trasvase.
Nos queda la dignidad, este país alternativo y orgulloso, que sabe organizarse ante ese toma y daca del desarrollismo, la obra pública franquista, el despilfarro, el dolor, las falsas compensaciones. Lo de siempre. España pisoteando. Y seguimos.
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