Es una provocación medida y meditada la que ha tomado la DGA respecto a su proyecto de futuro en la montaña. La exhuberante puesta en escena de la candidatura zaralímpica nos lleva a un nuevo escenario en el que se vuelve a pervertir el concepto de sostenibilidad y respeto a los ecosistemas pirenaicos. No entraré en cuestiones menores: el medallero ejpañol en Vancouver, la falta de ayudas al deporte de élite aragonés o la sinrazón de una guerra de ciudades (o naciones) ante papá Estado. La Plataforma en Defensa de las Montañas de Aragón abandonó la Mesa de las Montañas ante la acometida sobre la ampliación de Castanesa. En un todo vale, similar al que ya sufrimos en Zaragoza con la Expo, querrán justificar cualquier cuestión en aras de esa nueva megalomanía olímpica, y sigue el asunto de la unión de Astún y Candanchú con Formigal. Todo en uno. Y el que se oponga, un antipatriota masón será.