Llovió bastante sobre la ciudad de Uesca en el día de ayer. El acto de Pablo Cormenzana me devolvió la ilusión o claridad conceptual que había perdido en los últimos meses. Estuvimos unas veinticinco personas. Hora y pico de charla. Un discurso que enganchó: contextualizando la crisis socioeconómica en Venezuela, la rapiña capitalista de las clases populares, la llegada «democratizante» de Chavez, los boicots, los logros, la asunción de los valores del socialismo, la nacionalización de empresas, los derechos humanos. Y esa invitación final: la revolución es de todos, su éxito y su fracaso depende también de la implicación a nivel mundial. El capitalismo está agotado. Debemos avanzar hacia un estado superior. Ahí queda.