Lo de las asambleas bananeras no es sólo propiedad de los partidos políticos. Una institución «ejemplar» como el Real Madrid tuvo su dosis de bochorno sociomediático hace unos meses. Concretamente el 7 de diciembre, y ya lo pagaron bien (ver «El Día D: la asamblea. La voz del socio», Marca, 08.12.08). El presidente que apañó el asunto, Ramón Calderón ya no gobierna. Aquel día hubo de todo, desde silenciar el micrófono cuando el que intervenía no se ajustaba al orden del día  hasta votar a mano alzada cuando la mayoría de los compromisarios pidieron el voto secreto (con sus urnitas). Tampoco se anunció el número de presentes en la sala a la hora de efectuar la votación. Por si esto fuera poco, algunos ultras acudieron a la asamblea para jalear como mamporreros al presidente y su ejecutiva. Coacción, insultos, presión. Gente que entró y no era ni socia. Menudo follón. Y luego nos sorprendemos de las cosas que pasan por el Estado español, sea en La Muela o en Marbella o en el congreso de X partido.