El juego de las mayorías y las minorías suele ser una amenaza real en el funcionamiento de los colectivos sociales. ¿Qué se esconde detrás de una mayoría? Nos fijaremos en Chunta Aragonesista, Cha-Cha-Cha, un partido político con 21 años de trayectoria y que ha ido avanzando en función de una mayoría (liderada por Fuster y Bernal). Ponen y quitan, como monarcas soberanos. Mientras el tema ha ido bien para el común de los afectados (votos, concejales, gobiernos y diputados) casi nadie se ha movido contra la mayoría “oficial”(ista). Como grupúsculos iban naciendo pequeñas minorías, larvadas dentro de Cha, y que por motivos variopintos (ideológicos, generacionales, reparto de poder…). Surgen Puyalón o Tercera Vía. Divide y vencerás. Para los líderes de la mayoría oficialista era positivo tener pequeñas y anécdóticas “disidencias”, la pluralidad vende. Los primeros se configuran como corriente de opinión en 1999, ya que «se hace patente que ciertos postulados nacionalistas, sobre la autodeterminación, la soberanía, el Aragón-nación o la defensa de la fabla aragonesa, se han ido apartando de nuestro programa político original y se ha empezado a adoptar el discurso socialdemócrata propio de esa nueva, nebulosa y descafeinada izquierda progresista» [cruel profecía ya vaticinada hace ocho años]. Los segundos eran una alianza grupal de cara a la VI Asambleya Nazional.
Pero todo se pudre. Y degenera. El desgaste es eterno y consustancial al desarrollo de las personas. Justo en la cresta de la ola (mayo de 2003, Cha alcanzaba casi 100.000 votos en los comicios nacionales, un 13,7% del electorado) esa mayoría se volvió “literalmente” loca. El PSOE castigó, cerrando las puertas de la DGA, y cuando la lógica marcaba una radicalización del mensaje y las formas, ocurrió justo lo contrario… (Continuará)
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